Discriminación indirecta oculta en chistes machistas, racistas o homofóbicos en reuniones sociales
Hola a todos:
Quiero hablar sobre la discriminación indirecta y oculta que, a mi juicio, existe en los chistes machistas, racistas o homofóbicos, entre otros tipos, que se cuentan en reuniones sociales o bares donde existe una audiencia como amigos, compañeros, etc.
En estas situaciones hay oyentes que ríen el chiste, lo que podría considerarse una discriminación directa, y otros que optan por el silencio, aunque puedan estar avergonzados.
Este tipo de silencio podría suponerse cómplice, aunque internamente estas personas puedan sentir rechazo a la situación que el chiste intenta representar de forma alegre y con humor.
La hipótesis es que el silencio ante este tipo de actos supone una discriminación indirecta y, además, oculta a pesar de ser una discriminación indirecta.
La discriminación indirecta se produce cuando una práctica aparentemente neutra, como permanecer callado, ocasiona o puede ocasionar una desventaja a una o varias personas con respecto a otras.
Es difícil de rubricar esta discriminación porque está enmascarada en una no-acción, que puede disculparse por inadvertencia, descuido, etc., pero de hecho no se interviene expresamente para denunciar algún tipo de desigualdad y, con ello, contribuye de algún modo a reproducirla.
La discriminación oculta ocurre cuando se esconden motivaciones discriminatorias fundamentando los actos en otros motivos de carácter neutro, como pueda ser crear temas de conversación distendidos, jocosos o de humor.
Es importante que se señale que no es necesario que haya una intención dolosa, esto es, que exista intención consciente de discriminar.
Reitero la hipótesis de este primer reto de este curso, Fundamentos sobre la igualdad de trato y la no discriminación: los chistes machistas, racistas, homófobos, etc., generan actos discursivos discriminatorios de manera directa, e indirecta y en forma además oculta, tras una intención tan humana y sana como es lograr una sonrisa en un grupo y, en el segundo caso, en algo tan habitual como guardar silencio.
Estos chistes pueden ser un indicador de prejuicios y estereotipos implícitos que afectan al valor de igualdad y, cuando se llega a personas concretas, afecta a la equidad entre personas.
En definitiva, este tipo de actos perturban la igualdad de trato que debemos mantener ante colectivos, como los que hemos referenciado, de manera que se mantiene la exclusión social de esos grupos.
Es cierto que no se considera contar estos chistes un delito de odio, por el hecho de que “no existe el derecho a no ser ofendido”, pero quizás tendríamos que pensar que podemos hacer por una mejor sociedad.
El objetivo de este pequeño reto no es más que lo que señala Kimberlé Crenshaw en su charla TED, a saber: “si no podemos ver un problema no podemos solucionarlo”.
Con sólo tomar conciencia de lo que hacemos, y dejamos de hacer, podemos comenzar el camino de ser más igualitarios.
Salud a todos.
Bibliografía:
1) El ejemplo de chistes machistas, racistas u homófobos en bares o reuniones sociales está tomado del libro de Fernando Broncano, Conocimiento expropiado: epistemología política en una democracia radical (Madrid, Akal. 2020) y, concretamente, de trabajos de Saray Ayala y Nadie Vasilyeva que estudian el daño que causa el silencio de los oyentes de este tipo de chistes (páginas 194-195).
2) Webs acerca del tema:
a. https://www.lanuevacronica.com/opinion/chiste-o-el-delito-de-odio_140640_102.html
c. https://elderecho.com/es-delito-el-humor-negro
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